¿Qué es lo útil en este relato?

Nos enseña que el alma es solo un recipiente vivo que tiene la capacidad de albergar un espíritu.

El alma en sí misma también puede vivir autónomamente por un largo tiempo, es decir sin albergar ningún espíritu.

El alma tiene su propio entendimiento (visión), razonamiento (audición), puede diferenciar lo bueno de lo malo (olfato) y tener gustos particulares como la música y los colores (paladar). Además el alma es capaz de enamorarse (tacto).

Muchas veces las almas humanas parecen poseer la capacidad de amar, pero en realidad el alma no puede amar, solo el espíritu lo puede. Y por más que el joven le diga a su mamá: "Mamá, yo la amo de verdad", la realidad es que si el joven no tiene despierto su espíritu, no ama, sino solo está enamorado.

Dios ha creado las almas, para que los espíritus tengan un vehículo inteligente con el cual puedan unirse, volverse uno, y así retornar al Cielo de donde provienen.

En este capítulo 2 de la obra: "La Luna" vemos que el alma de los selenitas sirven para llenar los huecos o daños que un espíritu que vivió en la Tierra como ser humano y se infligió en su alma a través de llevar una vida mundana.

A algunos de estos espíritus mundanos les queda el camino de morar en la Luna, algunos menos sensatos tendrán que encarnar como selenitas en el lado "oscuro" de la Luna, es decir, que el lado no visible de la Luna está habitado por hombres de carne y hueso. Más detalles lo puede leer en la obra completa: "La Luna"

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Capítulo 2: Los hombres en la Luna

8 de mayo de 1841.

1. En cuanto a los hombres de la Luna, como en la Tierra, son de ambos sexos, pero no fueron creados hasta mil años después por un ángel autorizado.

2. En cuanto a su tamaño natural, solo miden un poco más de dos pies y se parecen mucho a los enanos nórdicos. Tienen un abdomen muy grande, que tiene en ellos una doble función: una es para la digestión de los alimentos a través del estómago ordinario, la otra, en virtud de un segundo estómago, para la acumulación de una especie de gas ligero, que les da una triple ventaja.

3. En primer lugar, este gas los hace livianos, de modo que muy fácilmente pueden saltar sobre cualquier río, por falta de madera, en virtud de la cual no pueden construir un puente sobre los ríos. Y cuando hay ríos de gran anchura, o aquí y allá mares interiores, pueden, como un pez, nadar fácilmente por la superficie. – Así que esta es la primera ventaja de este estómago.

4. En cuanto a la segunda ventaja, es que al expulsar este aire producen una especie de chasquido, en virtud del cual se anuncian unos a otros su presencia en las cámaras subterráneas.

También utilizan este gas para un lenguaje externo más fuerte, que es ciertamente extremadamente pobre; porque su lenguaje pulmonar es muy débil y silencioso, y este lenguaje solo lo usa el espíritu que ha sido colocado en el alma del hombre lunar para que el espíritu pueda mejorar.

El hombre de la Luna en sí mismo tiene inicialmente una aversión por este lenguaje; pero en la medida que el espíritu mejora gradualmente, entonces el alma del hombre lunar se hace amigo del espíritu humano que proviene de la Tierra. Este espíritu mora en el alma del hombre lunar con el fin de que mejore con el tiempo. Cuando finalmente el alma del hombre de la Luna se vuelve completamente uno con el espíritu ya mejorado, entonces alcanza un estado que conduce a la muerte del cuerpo físico del hombre lunar. Esta muerte sucede mayormente libre de dolor.

5. Una tercera ventaja de este aire gástrico es que calientan sus cavidades subterráneas mediante una exhalación frecuente en el frío de la noche, lo que sucede de la siguiente manera:

Como sus cavidades de vivienda parecen casi así, o más bien están excavadas desde el en el interior, que son casi similares a una gran campana roma, (es decir, una campana que carece de punta), cuya entrada se hace desde el suelo por una especie de escalera, luego este aire ligero expulsado se acumula debajo de esta campana viva hermética, hace que su vivienda sea tolerablemente cálida e impide la libre entrada del aire atmosférico exterior, aire que es extremadamente frío.

El aire atmosférico podrá ingresar y ser absorbido por este gas ligero en la medida en que sea absolutamente necesario para la vida física. – Este aire gástrico tiene el mismo propósito en los períodos insoportablemente calurosos del día. En esos días los hombres lunares (denominados también selenitas) tienen igual que morar debajo del suelo lunar; aquí este gas se transforma en un gas de oxígeno refrescante por la acción del tracto gastrointestinal, de tal manera que protege también su vivienda de la penetración del aire caliente a través de la exhalación repetida del gas estomacal. – Así que este es el tercer beneficio del estómago de aire.

6. Otra peculiaridad de estos hombres es que sus ojos poseen doble capacidad. La primera es la de ver, como sucede con vosotros. Pero la segunda capacidad es esta, que sus ojos sirven también de iluminación para sus viviendas oscuras, capacidad que se encuentra incluso en la Tierra, tanto en ciertos animales como en los hombres de algunos lugares, a saber, en aquellos cuyas pupilas son rojas, como con los conejos.

Otra peculiaridad de estos hombres es su sentido del oído extremadamente agudo, en virtud del cual pueden escuchar fácilmente el más mínimo sonido desde una distancia considerable, razón por la cual sus conductos auditivos también son considerablemente más grandes y compactos.

7. El sexo masculino es mucho más fuerte que el femenino; pero no en la misma relación como en la Tierra, sino en la manera como la fuerza de un niño de diez años se relaciona con la fuerza plena de un hombre adulto en buena salud. Es por eso que estos hombres de la Luna son también extremadamente tiernos con sus mujeres y, no solo las llevan, como reza un dicho alemán, “en sus manos”, sino las llevan literalmente sobre sus hombros en donde sus piernas cuelgan a ambos lados del cuello y se posicionan sobre el pecho. Por esto, siempre se ven a dos personas, una encima de la otra.

8. A la mujer casi no se le permite hacer ningún trabajo, y es alimentada por el hombre de tal manera que el hombre incluso mastica bien la comida de antemano y luego la pone en la boca de la mujer.

Fuera de casa, se la baja de los hombros sólo cuando tiene que hacer sus necesidades o cuando está altamente embarazada, a punto de dar a luz.

Una mujer da a luz allí solo dos veces durante toda su vida, una de día y otra de noche, pero siempre da a luz a cuatro hijos vivos, cuatro varones durante el día y cuatro mujeres por la noche.

Los niños pueden caminar muy pronto, y los hombrecitos son acostumbrados también pronto a cargar a la mujercita. El hecho de que los niños allí a veces mueran siendo aún niños es algo tan natural como lo es en la Tierra. Ellos serán tomados por espíritus extraños, recién cuando cumplan cien días de vida o más.

9. Todos los selenitas (u hombres lunares) son videntes, es decir poseen una segunda visión aparte de la visión física, y son instruidos en el reconocimiento de Dios desde el interior por los espíritus angélicos que han sido enviados allí.

La enseñanza que reciben de los espíritus angélicos es, al mismo tiempo, una enseñanza para el espíritu humano (proveniente de la Tierra) que mora en el alma del hombre selenita, y así el alma del hombre lunar complementa el daño que un ser humano en la Tierra ha sufrido en su alma a través de su extremadamente necia adicción al mundo.

Entonces, tal persona que ha sido reformada duramente en la Luna tiene un alma remendada y, por lo tanto, se diferenciará para siempre de los espíritus completamente puros.

Tal espíritu nunca podrá entrar en la sociedad de espíritus libres, sino que se relacionarán con ellos de la misma manera que la Luna se relaciona con la Tierra, la cual, aunque está acompañando constantemente a la Tierra, nunca podrá acercarse a ella como un amigo se acerca a un amigo.

10. Sólo aquellos espíritus que no necesitaron ser colocados dentro del alma de un hombre lunar para que se mejoren, sino más bien, como espíritus, ya tenían el absoluto aborrecimiento de la Tierra, son conducidos desde allí a regiones más altas y pueden ser admitidos en el reino de los Hijos, como el más alto nivel de bienaventuranza para ellos.

Sin embargo, subir más alto les sería imposible; porque su calidad limitada no sería capaz de soportar un estado más elevado, algo similar a un ser humano en la Tierra que no puede soportar vivir en el más fino éter (libre de oxígeno) mientras todavía viva en su cuerpo.

11. ¡Mirad, esta es la suerte de los mejores hombres de mentalidad mundana! Porque quien no renuncia voluntariamente al mundo por amor a Mí, sino que lo mundano ha tenido que ser expulsado por medios extraordinariamente coercitivos por Mi gran Misericordia, no ha obrado libremente. Porque el que no actúa voluntariamente, actúa como un esclavo.

Pero, ¿quién puede considerar la acción forzada de un esclavo como un mérito personal? Cuando el esclavo cumple con su obligación, su acción vale sólo lo suficiente como para que se le dé pan para comer, para que pueda vivir, en la medida en la que han trabajado, por decirlo así, “voluntariamente obligados”.

12 De aquí podréis ahora comprender cabalmente por qué tales seres no son capaces de una mayor bienaventuranza que la de los Hijos que transitan directamente de la vida terrenal a la vida espiritual, porque ellos mismos se han vuelto nada más que esclavos de la obediencia ciega, y así pues no les queda otro camino.

Fuente: La Luna, capítulo 2, recibido por Jakob Lorber